El desarrollo infantil implica cambios físicos, mentales, emocionales y sociales. Garantizar un buen desarrollo en la infancia es crucial. La fisioterapia y la osteopatía ayudan en esto.
La fisioterapia pediátrica se enfoca en el desarrollo motor del niño. Previene y trata problemas del sistema músculo-esquelético mediante ejercicios, masajes y técnicas.
La osteopatía pediátrica trata problemas en el sistema músculo-esquelético. Estos pueden afectar el desarrollo del niño. Ambas son importantes para detectar y corregir problemas a tiempo.
Aquí veremos la importancia de la fisioterapia y la osteopatía en el desarrollo infantil. También, los beneficios de empezar estas terapias temprano.
Desarrollo motor
La fisioterapia pediátrica favorece el desarrollo motor. Mediante masajes, ejercicios y juegos por edades, el fisioterapeuta trabaja habilidades motoras.
Por ejemplo, la postura, el equilibrio, la coordinación y el control muscular. Esto ayuda a que el niño alcance hitos motores clave. Por ejemplo, sostener la cabeza, sentarse, gatear y caminar a tiempo.
La osteopatía puede detectar limitaciones de movilidad y tensiones. Éstas pueden obstaculizar un desarrollo normal. Por ejemplo, problemas en la cadera o la pelvis pueden dificultar que el niño camine bien. Al tratar estas disfunciones, se mejora la movilidad. Esto favorece nuevas habilidades.
Prevención de problemas musculoesqueléticos
Los problemas de postura como la escoliosis pueden corregirse si se detectan a tiempo. El fisioterapeuta puede identificar signos de alerta en la postura del niño. Puede trabajar para reeducarla con ejercicios, antes de que empeore.
La osteopatía también puede resolver restricciones articulares o musculares que causen desequilibrios posturales. Al tratar las causas subyacentes de forma temprana, se previenen futuros problemas y lesiones crónicas.
Además, ambas terapias son útiles para tratar lesiones frecuentes en niños. Por ejemplo, el dolor de crecimiento. Al mejorar la zona afectada, se evita que la lesión deje secuelas permanentes.
Desarrollo cognitivo y psicomotor
Estudios han demostrado que existe una relación entre motricidad y desarrollo cognitivo en niños. Una buena coordinación motriz facilita procesos cerebrales como el aprendizaje, la concentración y la viso-espacialidad.
En este sentido, la fisioterapia y la osteopatía cumplen un rol preventivo. Los ejercicios y juegos aplicados estimulan las conexiones neurológicas. Esto prepara al niño para procesos como el lenguaje o la lecto-escritura. La osteopatía libera tensiones que pueden estar interfiriendo con la actividad cerebral.
Ambas terapias también pueden ser complementarias en niños con problemas de aprendizaje. Mejorar su coordinación motriz tiene un efecto positivo en su capacidad de atención y concentración.
Beneficios emocionales y conductuales
Limitaciones motoras generan frustración en los niños. Al perder autonomía en actividades cotidianas, su autoestima y sociabilidad se pueden ver afectadas.
La fisioterapia y la osteopatía de forma temprana previenen estos problemas. Un buen control motor permite que el niño se integre al juego con otros, desarrollando habilidades sociales. También fortalece su confianza y autonomía.
En condiciones como el autismo o el TDAH, mejorar la planificación motora mediante fisioterapia reduce problemas de comportamiento. La osteopatía puede ayudar a modular el sistema nervioso y reducir la hiperactividad.
Prematuridad
Los bebés prematuros tienen mayor riesgo de retrasos motores. Su sistema músculo-esquelético no se desarrolló completamente en el útero. La fisioterapia y la osteopatía neonatal son claves para compensar esta falta de desarrollo.
El fisioterapeuta realiza ejercicios suaves y masajes que activan las conexiones neuromusculares. La osteopatía pediátrica mejora la movilidad y el desarrollo cerebral y motor.
Aplicadas de forma precoz, estas terapias ayudan al bebé prematuro a alcanzar los hitos motores esperados para su edad, previniendo discapacidades futuras.
Edad ideal para comenzar
Los expertos recomiendan incluir la fisioterapia y la osteopatía de forma preventiva desde edades tempranas. Idealmente, la evaluación debería comenzar durante el primer año de vida, para detectar y tratar alteraciones de forma precoz.
Mantener terapias preventivas durante la etapa preescolar garantiza un desarrollo neuromotor óptimo. En la adolescencia, vuelven a ser necesarias para prevenir lesiones y compensar malos hábitos posturales.
En Clínica Imbernon contamos con especialistas en pediatría para acompañar el desarrollo de los niños, desde recién nacidos hasta adolescentes. Garantizamos altos estándares de atención personalizada.