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Los incendios forestales son emergencias complejas y altamente peligrosas que exigen una preparación física, técnica y emocional por parte de quienes los enfrentan. En este contexto, las lesiones no solo son frecuentes, sino que también pueden comprometer seriamente la capacidad operativa de las brigadas y cuerpos de rescate.
Prevenir lesiones durante una emergencia forestal no es solo una cuestión de suerte. Requiere un equipamiento adecuado, formación constante y protocolos de actuación que prioricen la seguridad en cada fase de la intervención.
¿Por qué se producen lesiones en incendios forestales?
Las lesiones en contextos de incendios forestales responden a una combinación de factores extremos. Los brigadistas y rescatistas se exponen a.
- Altas temperaturas y radiación térmica.
- Terrenos irregulares y de difícil acceso.
- Humo, gases tóxicos y escasa visibilidad.
- Fatiga física acumulada por turnos extensos.
- Cargas pesadas y movimientos repetitivos.
Todo ello, en un entorno donde las decisiones deben tomarse de forma rápida y bajo presión. Por eso, prevenir es la única estrategia realmente eficaz.
Formación y entrenamiento constante.
Una de las principales herramientas para prevenir lesiones es la formación técnica continua. Conocer los procedimientos adecuados reduce errores que podrían derivar en accidentes.
Los entrenamientos deben abordar.
- Técnicas de extinción y control de líneas de fuego.
- Maniobras de autoprotección y evacuación.
- Uso correcto de herramientas manuales y equipos de agua.
- Primeros auxilios en condiciones extremas.
- Simulacros de situaciones reales.
Las brigadas mejor preparadas son también las más seguras, ya que actúan de forma coordinada, con conocimiento del terreno y sabiendo reconocer cuándo retirarse a tiempo.
Equipamiento adecuado según el tipo de emergencia.
Cada tipo de incendio o zona forestal exige un tipo de equipamiento específico. Trabajar con herramientas o ropa inadecuada no solo reduce la eficacia operativa, también aumenta el riesgo de lesiones.
El equipo básico de prevención debe incluir.
- Ropa ignífuga certificada para protección térmica.
- Botas antideslizantes con protección metatarsal.
- Casco con visera y protección auditiva.
- Guantes ignífugos con refuerzo en palma y dedos.
- Gafas de seguridad resistentes al calor y humo.
- Mascarilla con filtro de partículas y gases.
Este conjunto no solo protege contra quemaduras, sino también contra caídas, impactos y lesiones musculares.
La ergonomía en la prevención de lesiones.
Durante una emergencia forestal, los brigadistas realizan tareas físicamente exigentes durante varias horas. Por ello, la ergonomía del equipamiento es clave para evitar lesiones por esfuerzo repetitivo, fatiga o sobrecarga muscular.
Algunos aspectos a tener en cuenta.
- Mochilas con sistema de distribución de peso.
- Herramientas con mangos ergonómicos y antideslizantes.
- Calzado que minimice la fatiga articular.
- Ropa transpirable que evite la acumulación de calor.
Prevenir el agotamiento es también prevenir accidentes.
Hidratación y alimentación durante la jornada.
Uno de los errores más frecuentes es subestimar la deshidratación y el descenso de energía durante la intervención. Estas condiciones pueden provocar.
- Mareos.
- Pérdida de concentración.
- Disminución del tiempo de reacción.
- Calambres y descoordinación muscular.
Para prevenir este tipo de riesgos, se recomienda.
- Beber agua cada 20 o 30 minutos, incluso sin tener sed.
- Ingerir alimentos ricos en sales minerales y proteínas.
- Evitar bebidas azucaradas o energéticas sin supervisión.
- Portar suplementos de electrolitos en polvo.
El cuerpo necesita mantenerse estable para sostener el esfuerzo físico de largas horas de combate contra el fuego.
Protocolos de desplazamiento en terrenos irregulares.
El entorno forestal suele presentar.
- Zonas con pendientes pronunciadas.
- Ramas caídas y troncos ocultos.
- Piedras sueltas o humedad en el suelo.
Estos factores incrementan el riesgo de caídas, esguinces, fracturas y torceduras. Por eso, es fundamental seguir protocolos de movilidad.
- Caminar en línea y con distancia entre brigadistas.
- Utilizar bastones en zonas empinadas o inestables.
- Evitar correr o saltar con el equipo puesto.
- Detenerse para evaluar el terreno antes de avanzar.
La velocidad nunca debe comprometer la seguridad.
Uso correcto de herramientas manuales.
Muchos accidentes se producen por el mal uso o mantenimiento deficiente de herramientas manuales como azadas, rastrillos, pulaskis o batefuegos. Para reducir riesgos.
- Usar guantes adecuados al tipo de herramienta.
- Revisar empuñaduras y filos antes de cada jornada.
- Guardar las herramientas de forma segura durante el desplazamiento.
- No compartir herramientas sin verificar su estado.
- No improvisar herramientas en el terreno.
El respeto por el material de trabajo es parte de la cultura de prevención.
Pausas programadas y gestión del cansancio.
La fatiga es uno de los enemigos silenciosos en una emergencia. Afecta la toma de decisiones, reduce los reflejos y aumenta la probabilidad de errores. Por ello, es importante.
- Realizar pausas de hidratación y alimentación cada 60-90 minutos.
- Cambiar tareas físicas por logísticas o de vigilancia cuando sea posible.
- Rotar equipos en función del desgaste observado.
- Respetar los turnos de descanso establecidos.
Las brigadas que se autorregulan trabajan de forma más efectiva y segura.
Comunicación efectiva para evitar accidentes.
Una comunicación clara y constante es esencial para prevenir incidentes, especialmente cuando hay baja visibilidad o múltiples focos activos.
Recomendaciones básicas.
- Utilizar radios o sistemas de señalización por gestos.
- Confirmar instrucciones de forma verbal.
- Establecer códigos claros para retiro, avance o peligro.
- Coordinar movimientos en equipo, nunca individualmente.
- Tener un responsable de comunicación por grupo.
La falta de comunicación puede derivar en accidentes evitables o incluso en situaciones de alto riesgo.
Primeros auxilios y evacuación rápida.
Contar con un kit de primeros auxilios bien abastecido y personas capacitadas para actuar en caso de lesiones leves o moderadas puede evitar complicaciones mayores.
Debe incluir.
- Gasas, vendas, desinfectantes y apósitos.
- Manta térmica y suero oral.
- Tijeras, pinzas y guantes estériles.
- Medicación básica (paracetamol, antisépticos).
- Manual de actuación ante heridas, quemaduras o fracturas.
Además, se debe conocer el procedimiento para evacuar a una persona herida sin agravar su condición.
La prevención de lesiones durante una emergencia forestal no depende solo del equipamiento, sino de una cultura de seguridad que abarque desde la formación inicial hasta el último minuto de intervención. Prepararse física y mentalmente, utilizar equipos adecuados, alimentarse bien y actuar con conciencia colectiva son factores determinantes.
Cada brigadista es responsable de su propia seguridad y la de su equipo. La prevención no es opcional, es parte del compromiso con la vida, el entorno natural y la misión de proteger.