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¿Alguna vez has sentido que tu cuerpo está agotado aunque hayas dormido bien? En un entorno que está muy rápido, es fácil desconectarse de uno mismo. Y justo ahí es donde muchas personas aprenden el reiki. No como moda, sino como un camino para volver a sentirse en equilibrio.
Tal vez has oído hablar de esta técnica y pienses: «¿de verdad puede ayudarme una terapia energética?». Es una duda válida. El reiki ha sido practicado por décadas, pero sigue siendo un misterio para muchos ¿Cómo funciona? ¿Qué se siente? ¿Hay diferencias reales con otras terapias?
Hoy vamos a hablar de qué es el reiki, cómo se aplica y por qué tantas personas lo integran como parte de su bienestar. No te voy a convencer de nada, solo te invito a leer con curiosidad. Puede que encuentres una herramienta que encaje justo con lo que necesitas.
Y, qué es el Reiki y cómo funciona su energía
Vamos por el principio: ¿qué es el reiki? De forma sencilla, es una técnica japonesa que trabaja con la energía vital del cuerpo para equilibrarla. No requiere contacto físico. La persona que lo practica canaliza la energía a través de sus manos y la transmite hacia quien lo recibe, ayudando a desbloquear tensiones o zonas estancadas.
Pero esto no es solo teoría. Quienes han probado una sesión de reiki suelen describir sensaciones como calor suave, cosquilleo o una profunda paz interior. No es algo invasivo ni complicado. De hecho, su simplicidad es parte de su fuerza: se trata de estar presente, en calma, y permitir que la energía fluya.
¿Y si no crees en estas cosas? No pasa nada. El reiki no exige fe, solo apertura. En muchos casos, sus beneficios se perciben sin necesidad de entenderlos desde la lógica. Como si algo dentro de ti supiera exactamente qué hacer con esa energía.
Ventajas del Reiki que no siempre se mencionan
Ahora bien, ¿por qué tantas personas repiten sus sesiones? ¿Qué encuentran en esta técnica que no hallan en otros métodos? Más allá de lo físico, el reiki toca una dimensión que a veces descuidamos: la emocional. Ciertos beneficios del Reiki que más suelen mencionarse son:
Reducción del estrés y la ansiedad
¿Te cuesta desconectar la mente? Muchos afirman que el reiki les ayuda a calmar el ruido interno, como si alguien apagara el piloto automático por un rato.
Mejor descanso y calidad del sueño
Dormir sin interrupciones, sentir que el cuerpo realmente se recupera. El reiki favorece estados profundos de relajación que facilitan ese descanso tan escaso últimamente.
Recuperación de energía vital
¿Te has sentido drenado sin explicación? Esta técnica ayuda a restaurar la vitalidad, y lo hace desde dentro, sin suplementos ni estimulantes.
Sostén emocional en momentos difíciles
Duelo, rupturas, ansiedad; el reiki no borra el dolor, pero lo acompaña con suavidad. Muchas personas agradecen esa sensación de consuelo silencioso.
Alivio complementario en procesos médicos
En tratamientos complejos como el cáncer, puede aportar bienestar emocional y físico, ayudando al cuerpo a sobrellevar los efectos secundarios con más resiliencia.
Algunas personas han compartido que una sola sesión les hizo sentir como si por fin ‘respiraran con libertad’, después de semanas de tensión acumulada.
Cómo se aplica el Reiki en una sesión práctica
Puede que ahora te estés preguntando: “Vale, suena bien… pero ¿qué pasa realmente en una sesión?” Es mucho más sencillo de lo que imaginas. No hay rituales raros ni cosas místicas.
Lo habitual es recostarse en una camilla, con ropa cómoda. El terapeuta te guía para que te relajes, y a partir de ahí, coloca sus manos a unos centímetros de tu cuerpo o sobre zonas específicas, sin necesidad de contacto directo.
Tú solo tienes que estar. No necesitas hablar ni pensar. Algunos incluso se duermen, y está bien. Mientras tanto, la energía fluye. A veces sientes calor, a veces una emoción que emerge sin aviso, otras solo una calma que hacía tiempo no llegaba.
¿Y si no sientes nada? También está bien. El reiki actúa más allá de lo inmediato. A veces los efectos llegan al día siguiente, como si algo dentro se hubiera ordenado de manera silenciosa.
Diferencias entre Reiki y otras terapias energéticas
Tal vez ya conoces otras prácticas como la acupuntura, el yoga o el uso de flores de Bach. Todas ellas trabajan con la energía, pero el reiki tiene un enfoque muy especial.
Mientras otras terapias intervienen con técnicas externas (agujas, presión, sustancias naturales), el reiki solo necesita manos, atención y silencio. No diagnostica ni busca un síntoma: permite que tu cuerpo decida qué necesita desbloquear.
Además, no hay manipulaciones físicas ni herramientas. Es una práctica respetuosa, suave y profunda. Por eso, tantas personas lo eligen cuando están sensibles, enfermas o emocionalmente sobrecargadas.
En contextos hospitalarios, ya se han implementado sesiones de reiki como apoyo emocional, demostrando que puede integrarse sin conflicto con la medicina tradicional.
¿Por qué tantas personas lo están integrando en su rutina?
Esto no es una moda pasajera. Cada vez más personas, de todas las edades, están aprendiendo que el reiki les ayuda a reconectar consigo mismas. Y en tiempos de sobreinformación y exigencias constantes, ese momento de pausa puede ser transformador.
Quizás no lo veas como “una terapia” al principio. Tal vez solo sientas curiosidad, y eso ya es suficiente para explorar. Porque no hay nada que perder, y sí mucho por descubrir en el simple acto de parar, respirar, y permitirte sentir.
Aun así, hay personas que nunca creyeron en lo “energético” y terminan volviendo; no porque entiendan todo, sino porque su cuerpo lo pide.