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Durante semanas pensé que lo tenía controlado.
Tenía listas de reproducción guardadas, vídeos cortos de fórmulas para exámenes, resúmenes que prometían enseñarlo todo en 15 minutos. Pero llegó el día del examen y me di cuenta de que no sabía por dónde empezar.
La historia no es solo mía. Muchos estudiantes de ingeniería, economía o ciencias confían en YouTube como su única herramienta para preparar exámenes. Pero cuando el contenido no se parece al que pone tu profesor, o no sabes aplicar lo que viste en vídeo a un ejercicio real, todo se derrumba.
Lo que parecía una buena idea no lo fue tanto
El autoestudio con vídeos puede funcionar si ya sabes la materia y solo necesitas refrescarla. Pero cuando no entiendes el concepto de fondo, repetir vídeos no te ayuda. Te puede dar la falsa sensación de estar estudiando, cuando en realidad estás viendo sin procesar.
Lo descubrí cuando hice un simulacro de examen y no pude avanzar de la primera pregunta. Sabía que había visto algo parecido, pero no recordaba cómo aplicarlo. No entendía el “por qué”, solo el “cómo”, y eso no basta cuando te cambian el contexto del problema.
Lo que me funcionó fue otra cosa
Hablando con un compañero, me recomendó buscar clases de matemáticas personalizadas. Algo más enfocado, más claro, más adaptado a mi carrera. Fue entonces cuando encontré propuestas como ACADEMIAJG, donde el contenido no está diseñado para YouTube, sino para ti como estudiante universitario.
Allí no te sueltan vídeos grabados, sino que te ayudan a resolver lo que no entiendes, a preparar tus propios esquemas, y a practicar con problemas reales de examen. También tienen clases de física y clases de ingeniería, con profes que conocen los temarios y lo que realmente cae.
A veces no es falta de ganas sino de guía
Con tantas materias encima, entregas, proyectos y clases que van demasiado rápido, no siempre tienes tiempo para buscar la mejor explicación en internet. Y menos aún para organizar todo ese conocimiento disperso.
Por eso muchas academias de ingeniería están apostando por refuerzos digitales enfocados, donde el acompañamiento importa tanto como el contenido. Porque estudiar no es solo acumular información, sino saber aplicarla con claridad y estructura.
Ahora lo sé. Estudiar con vídeos de YouTube no era el problema. El problema era creer que con eso bastaba.